El Peronismo es el Cancer del País

Este Blog es para empezar a poner un poco de resistencia a la estupidez Nacional de pensar que lo masivo es siempre lo mejor. Un cáncer mientras mas grande se hace, más se multiplica, más crece y se reproduce y sus células se benefician de esta expansión y cada vez son mas pero todo tiene un precio... todo a costa de exterminar al organismo que lo aloja. Esto pasa con el peronismo. Mientras mas son peor es. No hay nada mejor para un peronista que otro peronista y esa es la fórmula: pongase la camiseta del partido del "Pueblo"y no importa si es de derecha, izquierda, fachista o liberal, no importa, sea peronista y sus "compañeros" que no tienen otro interés que el de estar en el poder por la "causa Nacional y popular"(hoy un slogan y totalemente distinto a lo que pensó Peron y Jauretche o Scalabrini Ortiz), lo apoyaran y votaran, a costa de fundir al país, robar, destruir a los mas marginados, a la clase media e irse impunes. Estos no es una afirmación en el vacío, sino lo que ha caracterizado a la política de los últimos 30 años y en este blog demostraremos y documentaremos como ha sucedido. La primera reacción de un peronista es tratarte de "gorila" cuando le refutas algo. Primera falacia: atacar a la persona y no a lo que dice. Ellos nunca argumentan siempre tienen el espíritu patotero de señalar con el dedo a quien no piense como ellos y catalogarlo con diferentes calificativos. Este blog no tiene por objeto enunciar que hay que matar a alguien, eliminarlo u otras de esas barbaridades que se dicen y de las que se agarran los "compañeros" para victimizarse. Es más, es poca mi esperanza de que mis palabras o documentos que aquí postearé sirvan para cambiar algo, a lo sumo es un mero acto de resistencia que me servirá para hacerme sentir mejor y a otros, para que no se sientan tan solos en medio de tanta estupidez colectiva.
El Peronismo es un "movimiento político" que tiene es como el cáncer, mientras más son más devastan y reflejan lo peor de la idiosincracia argentina: la viveza criolla mal usada y la corrupción sin límites. Nos están consumiendo de a poco, ya fundieron el país en la década del noventa, ahora las cosas han mejorado un poco pero esto sólo es el repunte que hay que hacer necesariamente: no hay que cosas robar en un país desvastado.
Los invito de ahora en mas a recorrer este compendio de lo que serán documentos, opiniones y sobre todo ARGUMENTOS acerca de mi forma de pensar, que pretenderán justificar mi punto de vista con algo mejor que frases chauvinistas, falacias contra hombre o frases gastadas e hipóstasis de los 70´.

jueves, 7 de octubre de 2010

Bueno al fin un especialista que me da la razón

La creencia política es algo que socialment se adquiere en el seno familiar, es el llamado "capital cultural Heredado". Esto es lo que explica que perduren ideologías y creencia políticas. puntualizando en el peronismo, podemos encontrar aquí la explicación acerca de por qué, después de 50 del primer y epico gobierno de Perón, tan lejano y jamás repetido, la ciudadanía sigue revindicando a este grupo político, que con su líder emblematico, se ha encargado de desvirtuar y accionar de contramanos con sus bases y principios. El peroniso es elk sueño que quedo registrado en el argentino y que puja por volver a renacer. Pero todos olvidan que uno sueña jamas dos veces el mismo sueño y por eso quien promete volver a revivir el estado onírico de un pasado mejor, de los logros de otro tiempo, se sube justamente a esa esperanza colectiva falsa e ilusa.
Con el gobierno d elo Kirchner, todo "Peronista" de la corriente que existiese refloreció, de su aletargamiento escondido ante la desvergonzada sombra de la década menemista. Ahora todos muetran la cara y reivindican al tirano de turno como portador de la eterna utopía "Justicialista". Nuevamente somos testigos de la farsa  que repite siempre lo mismo: clientelismo político, corupción, corrupción, corrupción y mucho en amnos de unos pocos. Negocio asegurado para poco, impunidad, petoterismo y por sobre todo un autoritarismo maquillado dentro de un sistema democrático. Poder y derechos para los poderosos y para los amigos de estos. La política y el dominio de lo público en mano de persona sin capacitación, formacion e idoneidad, solamente soldados fieles, jenuflexos e incapaces de manejar la cosa publica.
Y asi nos va...

Maradona como metáfora argentina

John Carlin y Carlos Pierini
El País

Miércoles 6 de octubre de 2010
MADRID.- Se dice con frecuencia que la solución a los problemas de la Africa subsahariana es la educación, ya que los recursos naturales abundan y si sólo se pudiera proporcionar un buen nivel educativo a la gente, el continente despegaría. No necesariamente. Miren el caso de la Argentina.
Todos los recursos naturales que quieran, una bajísima densidad de población y, a lo largo de la mayor parte del siglo XX, índices escolares que no han tenido nada que envidiar a Europa occidental. Pero hoy, en un país que hace 100 años era uno de los 10 más ricos del mundo, la tercera parte de los recién nacidos están condenados a crecer en la pobreza, si es que logran crecer. Ocho niños menores de cinco años mueren por día debido a la desnutrición en un país que debería ser, como hace tiempo fue, el granero del mundo.
Semejante aberración florece en un contexto político en el que a lo largo de más de medio siglo juntas militares han alternado el poder con gobiernos populistas, corruptos o incompetentes. El actual gobierno peronista de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (como el anterior, de su marido Néstor Kirch- ner) es más afín al de Hugo Chá-
vez en Venezuela o al de Daniel Ortega en Nicaragua que a los gobiernos pragmáticos y serios de Brasil, Chile o el vecino Uruguay, donde, por cierto, hoy se consume más carne per cápita que en la Argentina. ¿Dónde ha quedado la famosa justicia social proclamada hasta el cansancio por el peronismo, que ha gobernado la mayor parte del período democrático instaurado en 1983? ¿Cuál es el problema?
El problema es Diego Maradona. O, para ser más precisos, lo encarna, como símbolo, Maradona, el "Diez", "el Dios argentino", el ídolo nacional por goleada. La idolatría a los líderes redentores, el culto a la viveza y (su hermano gemelo) el desprecio por la ética del trabajo, el narcisismo, la fe en las soluciones mágicas, el impulso a exculparse achacando los males a otros, el fantochismo son características que no definen a todos los argentinos, pero que Maradona representa en caricatura payasesca y que la mayoría de la población, aquella misma incapaz de perder la fe en el peronismo, aplaude no con risas sino con perversa seriedad. El punto de partida es la negación de la realidad. Este es el terreno en el que opera Maradona y en el que su legión de devotos se adentra -como por ejemplo los 20.000 que fueron al aeropuerto de Ezeiza para darle las gracias tras la desastrosa actuación en el Mundial de Sudáfrica- para adorarlo.
Esos mismos que disfrutaban como locos con las grotescas actitudes y dichos del ídolo -"¡que la chupen!"- fueron en manada a vitorearlo al llegar a Buenos Aires después de la goleada de 4 a 0 que Alemania le propinó, expulsando a su selección del Mundial. Presos de la nostalgia, no olvidan nunca que "El" hizo el famoso gol con la "mano de Dios", o sea que su mano y la mano de Dios son la misma mano. "El" es uno con "Dios". La manada, entonces, mientras grita para adentro, "¡Si estamos unidos a Dios Maradona compartiremos toda su gloria!", grita para afuera: "Maradooooooona, Maradooooooona". Y no olvidemos el dicho nacional, al mismo tiempo jocoso y lleno de convicción: "¡Dios es argentino!".
Diego Maradona fue un monumental jugador de fútbol. Pero la fama justificada no da títulos ni derechos ni conocimientos para opinar con absoluta certeza acerca de casi todo y al mismo tiempo desautorizar a todo aquel que no esté de acuerdo con sus ideas. En la Argentina, mientras avergonzaba a algunos, hacía gritar de entusiasmo a muchos más. Creían, orgullosos, que unidos al "ídolo" todo el mundo "se la chupaba". En realidad el que se ha chupado todo, desde alcohol hasta cocaína, ha sido Maradona. Nadie lo acusa ni lo maltrata por su triste enfermedad. Sólo se trata de señalar su soberbia desconsiderada, de carácter profundamente narcisista, base de sus penosas afecciones del alma, metáfora de la patología crónica de un país.
Hace 15 días, Maradona dio su primera entrevista desde la debacle de Sudáfrica. El ex director técnico de la selección argentina, al que se oyó diciendo minutos antes de aquel partido que su equipo iba a dar una lección de fútbol a los alemanes, no ofreció análisis ni explicación por la derrota, salvo decir que el arquero alemán estuvo "muy seguro" y después del 2-0 "nos vinimos abajo". Con un poco de suerte (la magia de la suerte lo abandonó, ¿el otro Dios estaba en su contra?) el partido se hubiera ganado. Culpa por el desastre no aceptó ninguna.
En cuanto a la victoria argentina 4 a 1 el mes pasado contra el campeón del mundo, España, bajo el mando de un nuevo seleccionador, confesó que prefirió no ver el partido. Claro. Porque ver aquel partido hubiera significado chocarse con la realidad y arriesgarse a salir del autoengaño enfermizo que le permitió afirmar en la misma entrevista -avalado por el ex presidente Néstor Kirchner, que en una reunión la semana pasada lo "felicitó" por el Mundial- que él seguía siendo el candidato idóneo para dirigir la selección. "Daría la vida", dijo, "daría un brazo" por recuperar el puesto.
El fracaso de Maradona en el Mundial fue el espejo del fracaso de la Argentina como país. Por un lado, una falta de rigor y humildad en la planificación; por otro, un derroche de los recursos disponibles. Talento sobraba, salvo que por amiguismo, ceguera, populismo patriotero o sencilla idiotez Maradona decidió no convocar a la mitad de los mejores; no sólo no explotó los recursos que tenía, no los quiso ni ver. El nuevo seleccionador, Sergio Batista, puso en el campo contra España a cuatro jugadores básicos que Maradona ni siquiera había convocado para Sudáfrica y lo que se vio fue un equipo sólido que hubiera sabido competir contra Alemania, como contra cualquiera en el Mundial. Es decir, el sentido común existe en la Argentina; sólo que demasiadas veces, obliterado por la luz maradoniana, brilla por su ausencia.
En el sistema maradoniano solamente brilla la ilusión. Dentro de este sistema de pensamiento las cosas terminan no teniendo pies ni cabeza. Resultado: fracaso en la vida y arrastrando en el fracaso, en este caso, a la selección argentina; pero también se puede arrastrar a toda una nación. Recorriendo la historia del siglo XX sabemos la potencia destructiva de la ilusión cuando no es contrabalanceada por la realidad terrenal, nunca tan agradable ella como los espejismos de la ficción.
Cuando llevados por la fantasía se eligen directores técnicos o presidentes o sistemas de características populistas, autoritarios y antidemocráticos, con pocos pies sobre la tierra, el resultado inevitable es el fracaso. Un director técnico que no tiene ni ha tenido capacidad para manejar su vida, que además no es director técnico (por preparación) y por lo tanto al titularse así toma las características de un impostor, tuvo como resultado el descalabro de la selección argentina.
Puede ocurrir nuevamente algo similar con la Argentina misma si los directores técnicos, léase la pareja que lleva siete años en el poder, siguen el camino compulsivamente repetitivo de la tergiversación permanente de la realidad. El endiosamiento de seres Idolos-Dioses a los que no se debe criticar, como a Perón, Evita, Maradona, Cristina Fernández o Néstor Kirchner, intocables seres sin errores, lleva al fracaso reiterativo y doloroso que arrastra a millones de argentinos al sufrimiento. El granero del mundo se va convirtiendo en un país lleno además de granos y pústulas creadas por el sistema: fracaso, pobreza, desnutrición, inseguridad, criminalidad, destrucción de las instituciones, ataque permanente a la prensa opositora, ataque a la ley, destrucción de la educación (eso también), y llegamos entonces a que la fantasía de ser un pueblo "protegido" por los Dioses termina en una triste y ridícula realidad.
Las sociedades propensas a alimentar estas ilusiones caen en la seducción hipnótica de líderes de estas características. Son sociedades cerradas, como dice Karl Popper, con un fuerte carácter autoritario, convicciones inamovibles y preponderancia al pensamiento mágico. En estos casos el horizonte de expectativas está absolutamente distorsionado por las ilusiones, y las consecuencias se traducen en un sinnúmero de fracasos compulsivamente repetitivos. Decía Albert Einstein que la locura era repetir lo mismo una y otra vez esperando diferentes resultados. Eso es lo que propone Maradona al reafirmar su derecho a dirigir la selección de fútbol.
Al apoyar su estrambótica candidatura, los Kirchner, eso sí, están siendo consecuentes. Ellos también piden, pese al fracaso mundialista de su gestión, como el de los regímenes peronistas que los precedieron, que se prolongue su dinastía en las elecciones generales del año que viene. Es probable que lo consigan. Sería la victoria del pensamiento mágico maradoniano, sobre el que el sol de la bandera argentina nunca se pone.
© El País
John Carlin, periodista, vivió 10 años en la Argentina; Carlos Pierini trabaja como médico psicoanalista en Buenos Aires

1 comentario:

  1. Excelente artículo, justamente ayer lo había twitteado (http://twitter.com/PLPLE/status/26583365461)

    Y esas cosas las ven hasta de afuera; acá, muchos siguen mirando hacia otro lado. Como frutilla del caso, yo me enteré de esta nota porque un comentarista me citaba el sitio en un post que también citaba la nota de Carlin, como "no saben nada, como este pajero"...

    Lo peor de todo, es que John tiene razón. Y cada vez me parece que estamos más y más lejos de poder remediarlo...

    Saludos
    PLPLE

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