El Peronismo es el Cancer del País

Este Blog es para empezar a poner un poco de resistencia a la estupidez Nacional de pensar que lo masivo es siempre lo mejor. Un cáncer mientras mas grande se hace, más se multiplica, más crece y se reproduce y sus células se benefician de esta expansión y cada vez son mas pero todo tiene un precio... todo a costa de exterminar al organismo que lo aloja. Esto pasa con el peronismo. Mientras mas son peor es. No hay nada mejor para un peronista que otro peronista y esa es la fórmula: pongase la camiseta del partido del "Pueblo"y no importa si es de derecha, izquierda, fachista o liberal, no importa, sea peronista y sus "compañeros" que no tienen otro interés que el de estar en el poder por la "causa Nacional y popular"(hoy un slogan y totalemente distinto a lo que pensó Peron y Jauretche o Scalabrini Ortiz), lo apoyaran y votaran, a costa de fundir al país, robar, destruir a los mas marginados, a la clase media e irse impunes. Estos no es una afirmación en el vacío, sino lo que ha caracterizado a la política de los últimos 30 años y en este blog demostraremos y documentaremos como ha sucedido. La primera reacción de un peronista es tratarte de "gorila" cuando le refutas algo. Primera falacia: atacar a la persona y no a lo que dice. Ellos nunca argumentan siempre tienen el espíritu patotero de señalar con el dedo a quien no piense como ellos y catalogarlo con diferentes calificativos. Este blog no tiene por objeto enunciar que hay que matar a alguien, eliminarlo u otras de esas barbaridades que se dicen y de las que se agarran los "compañeros" para victimizarse. Es más, es poca mi esperanza de que mis palabras o documentos que aquí postearé sirvan para cambiar algo, a lo sumo es un mero acto de resistencia que me servirá para hacerme sentir mejor y a otros, para que no se sientan tan solos en medio de tanta estupidez colectiva.
El Peronismo es un "movimiento político" que tiene es como el cáncer, mientras más son más devastan y reflejan lo peor de la idiosincracia argentina: la viveza criolla mal usada y la corrupción sin límites. Nos están consumiendo de a poco, ya fundieron el país en la década del noventa, ahora las cosas han mejorado un poco pero esto sólo es el repunte que hay que hacer necesariamente: no hay que cosas robar en un país desvastado.
Los invito de ahora en mas a recorrer este compendio de lo que serán documentos, opiniones y sobre todo ARGUMENTOS acerca de mi forma de pensar, que pretenderán justificar mi punto de vista con algo mejor que frases chauvinistas, falacias contra hombre o frases gastadas e hipóstasis de los 70´.

sábado, 26 de junio de 2010

Las 21 Máximas del Peronismo

Estas 21 máximas del peronismo las he extraído de un blog del cual ni bien pueda acceder al mismo lo citaré como fuente pues de allí está extraído. Lo tomé de un post en Taringa al cual extrañamente no han borrado ya que en el mismo han habido reiteradas censura. Seguramente el buscador interno no encontró la palabra "Kirchnerismo" o Kirchner, etc. Aquí mas mdocumentos para seguir adelante con esta lucha para combatir un poco este cáncer nacional, mientras ellos se llenan de guita y otros idiotas útiles los aplauden.


Los peronistas son personas muy particulares. Uno nunca cuando se puede encontrar un peronista por ahí. Se puede tomar un taxi y escuchar a un tachero hablar odas sobre Evita, uno puede ir a la facu y encontrarse con algún simpático defensor de Perón, ni que hablar de la blogosfera, plagada de esos curiosos seres vivientes. Los peronistas tienen varias características particulares, algunas de ellas no son exclusivas, pero definitivamente ninguno que se precie de ser peronista de en serio, le puede faltar.
He aquí algunas de las máximas del peronismo explicito:
1) Todos los que no son peronistas son oligarcas.

2) El peronismo solo recuerda lo que quiere recordar. No hay persona con mayor memoria selectiva que un buen peronista.

3) A diferencia de la izquierda, que acusa de todos nuestros males al capitalismo y al imperialismo yanqui, para el peronismo el gran culpable de todos nuestros males son los medios de comunicación.

4) Odian con toda su alma a la Clase Media. La acusan de fascista, ignorante, manipulable, egoísta, videlista, galtierista, menemista y macrista.

5) Los políticos de la oposición, "sontodolomismo".

6) Tienen una formula sencilla pero efectiva para despegarse de sus muertos. Cuando aparece algún peronista unanimamente verdadero hijo de puta a prueba de ideologías, como Menem, siempre es efectivo decir no era peronista y que no fue apoyado por estos.

7) Odian todo lo relacionado con el republicanismo institucional. Para los peronistas, tiene todo esto un tufillo liberal burgués eurocentrista inaceptable. Sin embargo, muchas veces acusan a la oposición de no respetar las instituciones.

8) Para un peronista, la Clase Media votó a Menem, apoyó al gobierno de Videla y fue a la plaza de mayo de Galtieri. Ellos por supuesto que no.

9) Detestan el consenso. Para ellos, acordar es no pensar. Un peronista siempre tiene la razón y la va a intentar imponer con todos los medios posibles y como ya sabemos, el que no piensa como el, es un garca.

10) Que Kirchner acepte como aliado a Rico esta todo bien, "hay que construir y hacer política". Que D'Angelini acepte ser entrevistado por Biondini, demuestra lo nazi que es la oposición.

11) Si estuviste en contra de la 125, sos la peor escoria humana, golpista y mereces ser quemado en una plaza publica.

12) Todo bien con pintar en la Catedral de Buenos Aires, "Iglesia basura, vos sos la dictadura", ahora no se te ocurra pintar el busto de Evita, porque es herejía!!!!

13) Si decís negro de mierda son un bruto racista, si decís rubia tarada de Belgrano, estas haciendo un análisis sociológico critico de los sectores medios urbanos.

14) Se indignaron cuando Buzzi dijo que había que desgastar al gobierno. Obviamente los peronistas jamas usaron la misma estrategia nunca en la historia. Never de los never...

15) Para un peronista. el discurso gorila esta lleno de "lugares comunes", no como ellos que constantemente inventan argumentos brillantes de una solidez apabullante. El peronismo no tiene "lugares comunes".

16) Si un periodista de Clarín es despedido, los peronistas salen indignados a hablar sobre la complicidad y el silencio de los medios. Si un periodista es despedido de la radio de Madres, silencio absoluto...

17) Los peronistas se indignan con las comparaciones y exageraciones de Carrio, que compara Kirchner con algún dictador. Ahora no tienen ningún tipo de problema en decir que toda la oposición es "Oligarca, sanguinaria y golpista".

18) Detestan que los corran por izquierda. Para eso inventaron el "Progresismo blanco" o "Progresismo Placebo". Para descalificar aquellos movimientos a la izquierda del peronismo.

19) Los peronistas consideran que la política es y debe ser sucia y justifican absolutamente todo, usando ese argumento. Cualquier critica hacia determinadas actitudes poco transparentes, sera automáticamente descalificadas y vistas en el mejor de los casos como ingenuas y "republicanas".

20) Su enemigo publico numero 1 sigue siendo el agro. Jamas ningún líder peronista va hablar contra la oligarquía industrial, que para el peronismo pareciera no existir. Mientras se discutía sobre la "redistribución del ingreso" y la "ganancia extraordinaria" en pleno conflicto de la 125, Tenaris en solo 3 meses ganó 1000 millones de USD. A ningún peronista le importó demasiado.

21) Cuando alguien viene con el discurso socialdemocrata, los peronistas lo corren diciendo que no se puede entender la Argentina sin el peronismo y que cualquier otra ideología es antinacional.

jueves, 10 de junio de 2010

De esto Hablo respecto a "Cancer"


Costumbres argentinas


Beatriz Sarlo
Para LA NACION

Jueves 10 de junio de 201
La corrupción no le importa a nadie, me dice un amigo. Los miles de minutos emitidos y de centímetros impresos destinados al tema se justificarían por lo menos en una de las dos razones siguientes: la corrupción es una noticia que la gente sigue con interés, o esas incesantes noticias finalmente llegan a interesar a lectores y televidentes.
Pero si mi amigo tiene razón, se gasta pólvora en chimangos, no sólo porque escasean los jueces y fiscales que se atrevan con la corrupción, sino también porque a muchos argentinos les resulta más o menos indiferente, aunque no lo digan de modo explícito porque sería un cinismo que pocos están dispuestos a practicar abiertamente.
La democracia aparece como un régimen que brinda oportunidades para delinquir desde el gobierno y no asegura el castigo de quienes las aprovechan. Pero las dictaduras también han demostrado ser regímenes corruptos. Los regímenes excepcionales, como el de Fujimori, en Perú, no exhibieron menos, sino más corrupción que otros, y democracias surgidas de revoluciones populares o campesinas fueron rápidamente colonizadas por un Estado que practicó la corrupción de modo piramidal y con un orden que todos los subordinados debían respetar.
Por cierto, no es ninguna garantía de menor corrupción que los gobiernos sean ocupados por elites que ya poseen fortunas cuando llegan al Estado; tampoco es una garantía que sean hombres venidos desde abajo, en largas luchas, los que arriben finalmente al poder.
Lo que acabo de describir sería un sistema universal e inevitable contra el que, como está en la naturaleza de las cosas, no se podría hacer nada. Sin embargo, hay países donde la corrupción está mal vista por la clase política en su conjunto. No es necesario ir muy lejos: Uruguay y Chile ofrecen ejemplos cercanos. Recuerdo, hace algunos años, leer en los diarios chilenos el escándalo provocado por un legislador que se había quedado con una suma que en la Argentina sería considerada de libre uso (un "vuelto", diríamos con desvergonzada sinceridad). La opinión pública condenó duramente a algunos parlamentarios británicos por gastos que aquí serían livianamente considerados parte de sus prerrogativas, y hace pocos días un ministro del nuevo gobierno debió renunciar porque había usado una asignación de alquileres para pasársela a su pareja, como si fuera un inquilino.
Es escéptica y superficial una sociedad que no les hace pagar las consecuencias de sus actos a políticos que han sido denunciados como corruptos. Se apasiona con el chimento, lo consume como si se tratara de noticias aparecidas en revistas de celebrities , a las cuales tampoco les hace pagar con su prestigio el descubrimiento de que poseen autos importados de modo flagrantemente irregular. Las celebrities , entre sus atractivos fatales, tienen el de ser transgresoras. Pero a las celebrities se las ama y a los políticos, no. Hay una disposición a creer cualquier cosa de cualquiera, y por lo tanto a pronunciar la peor de las frases de la antipolítica: "todos son corruptos".
Verdaderos problemas de la política quedan neutralizados por la indiferencia. Nadie se vuelve menos alerta ante la corrupción por falta de datos, porque los datos abundan. La cuestión pasa por la experiencia del castigo: los corruptos sin castigo son un ejemplo tan persuasivo como el de quienes no pagan sus impuestos y quedan alojados en nichos donde finalmente los pasa a recoger el camión sanitario de alguna moratoria.
En los países donde las transgresiones son duramente sancionadas, la corrupción o la evasión impositiva, tanto como sanciones morales, hacen correr el riesgo de sanciones penales. Esos crímenes no son tratados como un caso de conducta revoltosa en el último año del secundario.
Cuando la sanción penal es dura, la moral tiene un mejor terreno para implantar su discurso: se sabe que no hay que delinquir porque está mal, pero también porque existe la pena apropiada al delito. Fuera de ese régimen de delitos y penas, la ética pública se vacía de fuerza performativa.
Pero más importante que esto quizá sea el hecho de que es complicado convertir la corrupción en algo políticamente significativo. Quien estuvo cerca de lograrlo fue Carlos Alvarez. En 2000, renunció a la vicepresidencia de la República cuando estalló el escándalo de la compra de senadores. Ese acto "politizó la corrupción", es decir que la mostró no sólo como una falta moral sino también como el arma más destructiva utilizada sobre el Congreso. El camino que luego siguió Alvarez no insistió en esta línea, pero su renuncia tuvo un valor pedagógico, aunque de efecto breve.
Politizar la corrupción es sustraerla del terreno donde hoy se la muestra: el de una anomalía que se olvida para ser reemplazada por otra y, así sucesivamente, el corrupto de mañana desaloja al corrupto de ayer, confirmando el prejuicio antipolítico expresado por la frase obtusa "todos son corruptos".
El caso del majestuoso enriquecimiento del matrimonio Kirchner, que fue tan rápidamente considerado inimputable por un magistrado servicial, debiera ser explicado mejor no sólo en los detalles de una inversión inmobiliaria afortunada.
La democracia amplía las oportunidades para mucha gente que en otros regímenes no estaría en el gobierno. Esto es óptimo. Pero también amplía cuantitativamente el universo de personas que serán sometidas a todas las oportunidades que se tienen en el poder o cerca de él.
Esta desigualdad entre representantes y representados es peligrosa siempre, porque el representante sabe antes que el representado de dónde puede sacarse una tajada. Por otra parte, el representante tiene más posibilidades que el representado de inventar un discurso que justifique sus acciones. El más habitual hoy es el de los costos de la política. Los partidos necesitan financistas privados a los que se retribuye con contratos del Estado. Y esto ha sucedido no sólo en la Argentina.
De alguna manera se difunde la idea de que sólo alguien muy rico puede pagarse una campaña electoral y, entonces, la competencia queda entrampada entre el millonario y el corrupto (cuando no entre la fusión de esas dos figuras en el mismo hombre). Kirchner necesita enriquecerse porque su futuro político pasa por tener los medios para seguir en el escenario aun cuando pierda las elecciones.
Por otra parte, el ciudadano puede pensar sin malicia consciente que muchos no dejarían escapar una oportunidad tan generosa como la que se les ofreció a los Kirchner para expandir su capital. Hacer negocios lícitos y no lícitos con el Estado es una tradición argentina. Al continuarla, Kirchner cumple un sueño y adhiere a una costumbre. El crecimiento de una fortuna más allá de tasas que resulten verosímiles implica haber saltado sobre la oportunidad; desprevenidamente, podría creerse que con esto no se le roba a nadie, como si cualquier delito de corrupción se redujera a la figura del robo.
Las zonas grises abundan y son aquellas en las que es más difícil establecer un juicio si no se tiene muy claro cuál es la separación entre lo público y lo privado.
La depredación de lo público no es una actividad que sólo sea practicada por los políticos. Los delitos ecológicos, para poner un ejemplo, no son robos sino depredaciones tan evidentes como que se usa un curso de agua público para envenenarlo con basura industrial privada.
La otra corrupción, directamente política, es la que sucede con el manejo discrecional de los fondos públicos. Cuando algunas organizaciones sociales reclaman que los subsidios no sean manejados por los intendentes hacen centro en una estrategia de poder que confunde las lealtades electorales con los medios para conseguirlas.
Dejando de lado la posibilidad de que esos intendentes realicen actos de corrupción que los favorezcan directamente, lo que hacen es utilizar fondos que no les pertenecen, administrándolos en su favor o en el del gran caudillo que los adjudica. El carácter intrínsecamente corrupto de esta maniobra tiene tanto que ver con el uso político de fondos sociales como con las ocasiones de enriquecimiento personal de los jefes municipales que son responsables del desvío. Volver sobre estos casos es politizar la corrupción, porque estas maniobras realizadas con fondos públicos afectan derechos de ciudadanía.
Es obvio que, sin perder el eje de una moralización de la política, lo que parece necesario es una ininterrumpida politización de los discursos sobre la corrupción.
Esto quiere decir: extraerla de la esfera moral y definirla siempre como cuestión política, ya que la hace posible el ejercicio del poder; explicarla siempre en términos políticos, incluso cuando parece responder a extravíos personales; distanciarse del cualquierismo que afirma que todos fueron, son y serán así; señalar los usos privados de lo público como transgresiones que destruyen la vida política y social y el funcionamiento mismo de la economía; impugnar la idea de que es posible ejercer el poder de manera corrupta y, al mismo tiempo, eficaz, democrática y popular. Imposibilitar la ecuación que, en su momento, benefició a Menem: son corruptos pero gobiernan. Simplemente, si son corruptos no deberían gobernar y si gobiernan no deben ser corruptos.

sábado, 5 de junio de 2010

Censura de los Kirchner, Cybers K y otras yerbas

Este video lo hice yo, es el primero seguramente el mas feo pero quiero compartirlo con ustedes, para que comience a circular por la web y así seguir mi lucha por cambiar las cosas y educar a los que están comfundidos o desinformados. Kirchneristas y peronistas abstenerse: tengo por cierto y seguro que no cambiaré su modo de pensar(quizás ni siquiera podré enseñarles ortografía). Jódanse pues si después los garcan o disfruten mientras les dure si les toca algo de la tajada del poder. Para ustedes no va este mensaje, no es mi intención hacerles cambiar de opinión.
Para el resto quiero enseñarles a que no coman vidrio.Un abrazo grande a ustedes

Tercer Video: Kirchner Robando

Tercer Video: Kirchner Robando

Seguimos sumando datos fidedignos

Segundo Video: Kirchner Robando

Segundo Video: Kirchner Robando

viernes, 4 de junio de 2010

Un Especialista reafirma lo que digo acerca de la lógica del peronismo

Para los que tengan paciencia para leerlo,e ste artículo explica claramente lo que afirmo sobre este cancer nacional llamado peronismo. Debo aclarar que no por defenestrar a este movimiento político corrupto me pongo del lado de los otros (neoliberales, oligarcas y conservadores). por el contrario mi planteo es romper con la defensa del status quo existente que prolonga la existencia de un estado de cosas existente donde unos poco que ejercen el poder se eniquecen a costa de muchos que la sudan trabajando.
La funcionalidad de mi discurso para con los sectores neoliberales se corta en el punto en que también los critico a ellos y esto implica de tal manera su rechazo y no su enhaltecimiento. Mas aun quiero destacar por este medio que los "cucos", conservadores, oligarcas y liberales están siempre aliados con los peronistas, como demostraré a partir de este artículo publicado en el dirio "la Nación" y para los nefastos que em critiquen por usar esta fuente les contesto: su gobierno censor hablo con los auspiciantes de "Crítica de la Argentina" para que les corten la pauta publicitaria. Por ello sin dinero y sin demasiadas expectativas de sus dueños, por seguir manejando una "Papa Caliente", el diario se encuentra en estado de huelga y asamblea permanente y no sale a la calle. pero no se preocupen que cuando vuelva, vendrán nuevos e interesantes artículos de ellos, mientras tanto, publico cosas que tamizo con mi juicio crítico y de intelectuales serios y omitiendo las notas del diario Clarin. (y si no les gusta, vayanse al carajo, ustedes están en el poder, roban, evaden impuestos y yo soy siempre el que se banca las crisis, la inflacion y los ajustes...si ya van a llegar lamentablemente, como llega todo cuando la mentira es grande) 
Esteban


Las paradojas de la Argentina

Eduardo Fidanza
Para LA NACION


Las paradojas de la Argentina Foto: LA NACION
"Esta idea conduce a una conclusión en cierto modo paradójica con respecto a la democracia argentina. El Gobierno mostró poco respeto por las instituciones representativas y, a veces, actuó al margen de la Constitución. No obstante, el éxito del peronismo al lograr salvarse a sí mismo como también a la economía argentina de la profunda crisis de la última década bien puede haber creado la base para un régimen más estable y efectivo en las próximas décadas."
Este párrafo podría haber sido firmado por un observador ecuánime de la Argentina de estos días. Pero es una impresión errónea. En realidad fue escrito en 1997, es decir, hace ya 13 años, por un joven investigador norteamericano que había llegado al país para indagar por qué el peronismo, un movimiento populista, pudo haberse adaptado con tanto éxito al neoliberalismo, al girar 180 grados en su doctrina, durante el gobierno del justicialista Carlos Saúl Menem.
El politólogo que sacó esta conclusión ?hoy ampliamente difundida en el mundo académico? es Steven Levitsky, entonces profesor de la Universidad de Berkeley y, actualmente, prestigioso catedrático en Harvard.
Levitsky sostiene que, a diferencia de los típicos partidos populistas de masas, el peronismo se caracteriza por un bajo grado de institucionalización de sus órganos directivos, combinado con una perdurable inserción en los sectores populares por medio de las más diversas redes formales e informales, licitas o ilícitas, desde las Unidades Básicas, los punteros, las agrupaciones barriales y sindicales hasta las barras bravas y las organizaciones dedicadas al juego y la droga.
En términos de eficacia política, la penetración del peronismo en los sectores populares se explica por lo que Levitsky llama "encapsulamiento político". Significa que, en determinados enclaves geográficos y socioeconómicos, el justicialismo es la única fuerza vigente y visible.
"En muchas zonas de bajos ingresos -escribe el autor- el peronismo es todavía, social, organizativa y políticamente, el único jugador del lugar. Los otros partidos son virtualmente inexistentes, y la competencia política primaria se produce dentro del peronismo".
Estos comportamientos informales pero estables suceden en la base social del justicialismo. En la cima, dirá Levitsky, rige la fluidez. El origen de ésta es el bajo grado de organización del partido, cuya raíz debe buscarse en su origen carismático. Después de Perón, el Partido Justicialista nunca logró ponerse de acuerdo en torno a las reglas que debían regirlo, pero esta anomia derivó, según Levitsky, en un rasgo singular que asegura su perpetua adaptación: la flexibilidad estratégica, inexistente en partidos más orgánicos.
"Flexibilidad estratégica" es un bonito término académico para describir la amplia discrecionalidad y el poco apego a las reglas con las que se han desempeñado los dirigentes peronistas. La revocación sumaria de mandatos, el desconocimiento de las autoridades constituidas, la modificación arbitraria de los estatutos, la anulación de las elecciones internas, el alineamiento instantáneo con el ganador de turno, la posibilidad de escalar posiciones por la sola posesión de recursos económicos, son, entre otras prácticas, las que le otorgan al peronismo la posibilidad de cambiar de ideología como de traje. O de enunciar de un modo característico, más allá de los compromisos programáticos, según concluyeron Eliseo Verón y Silvia Sigal.
Así, la estructura del justicialismo, flexible y dual, funcionaría como una suerte de construcción antisísmica de dos plantas. En la de arriba, los líderes nacionales pueden practicar el neoliberalismo o el setentismo, con suerte diversa; en la de abajo, el "peronismo-peronista" persiste y se reproduce, garantizando la continuidad.
Este es el secreto de la perdurabilidad del justicialismo como fuerza política, según Levisky, y también el reaseguro de la estabilidad (no de la mejora) del sistema político, al menos en las últimas dos décadas.
Las pruebas están a la vista: en 1989 y en 2001 ese fue el cometido que cumplió el justicialismo. Con un régimen de partidos fragmentado, con un no peronismo fatalmente centrífugo, en medio de crisis sociales y económicas profundas, el movimiento fundado por Perón, aun dividido y sin mística, llevó a cabo esa función.
Asentada la paradoja política según la cual un partido que tiende a vulnerar las instituciones está en condiciones, sin embargo, de asegurar la estabilidad, puede avanzarse hacia otro contrasentido, no menos inquietante.
La Argentina actual muestra un dinamismo económico inédito en las últimas décadas, debido al milagro de la soja. Si se enlaza este hecho con la paradoja de Levitsky, puede llegarse a otra conclusión paradójica: el país está creciendo aceleradamente bajo un gobierno poco respetuoso de las instituciones.
Si esto fuera así, es necesario revisar un tema sensible: la relación entre instituciones y crecimiento económico. Una parte de la biblioteca, llamémosla institucionalista, afirma que el requisito de la sustentabilidad del crecimiento es la calidad institucional. Esta ha sido, a grandes rasgos, la tesis del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional en los últimos años y el argumento predilecto de muchos analistas y del grueso de la oposición a los Kirchner.
Sin embargo, la otra parte de la biblioteca aporta evidencia empírica que contradice, o al menos relativiza, la premisa institucionalista. Para poner un caso, en su libro ¿Qué fue del buen samaritano? , una lectura turbadora, el economista surcoreano Ha-Joon Chang -profesor en la Universidad de Cambridge- ofrece una visión alternativa y muchos contraejemplos.
Atengámonos, por razones de brevedad, a dos anomalías que se le achacan a la administración Kirchner: corrupción e inflación. Respecto de la primera sostiene Ha-Joon Chang: "La vida sería más sencilla si cosas moralmente inaceptables como la corrupción tuvieran también consecuencias económicas inequívocamente negativas. Pero la realidad es mucho más compleja".
Avala esta afirmación puntualizando que si bien naciones de comportamiento irreprochable como Finlandia, Suecia y Singapur funcionaron muy bien económicamente, otras, como Indonesia, bajo una dictadura, tuvieron buen desempeño; y aun varias más, con ciertos problemas estructurales de corrupción, como Italia, Taiwán y China, lo han hecho todavía mejor.
Respecto de la inflación, evoca Joon Chang, entre otros, el caso de Corea, que en las décadas del 60 y 70, mientras su renta per capita crecía al siete por ciento anual, soportó una inflación cercana al 20%. También menciona la experiencia de Brasil en los años 70. Por si esto no bastara, Chang cita un estudio de conclusiones polémicas, cuyos autores son dos prestigiosos economistas del Banco Mundial, Michael Bruno y William Easterly. El paper , titulado Inflation Crises and Long-Run Economic Growth ( Crisis inflacionarias y crecimiento económico de largo plazo ), concluye que por debajo del 40% anual de inflación no existe una correlación sistemática entre ésta y el ritmo de crecimiento. Afirman también que por debajo del 20%, una mayor inflación parecería ir asociada a un mayor crecimiento durante algunos periodos.
Podrá sostenerse que estas conclusiones son rebatibles o que Joon Chang está empeñado en una obsesiva disputa con los organismos internacionales que le nubla la vista. También se argüirá, tal vez con razón, que minimizar el efecto de la inflación es una irresponsabilidad en la Argentina. Téngase en cuenta, sin embargo, que los argumentos reseñados no surgieron en Cuba, sino que provienen de una discusión en la elite intelectual de los principales países capitalistas del mundo.
Mi intención al adentrarme en cuestiones tan polémicas como éstas es mostrar la triste paradoja que podría encerrar nuestro futuro: estamos en condiciones de ser un país factible, pero de cuarta. Que aúne, sin sonrojarse, superávit y corrupción. Estabilidad política y desprecio por las instituciones. Aumento del PBI e injusticia. Consumo masivo y mortalidad infantil. Bicentenario y resentimiento político. Cosechas récord y hambre.
No será el mundo quien nos haga mejores. A él le bastará con que cumplamos módicos papeles: no abrazarnos con Ahmadineyad, colaborar en la lucha contra el terrorismo global, coquetear con Chávez, pero no casarnos con él. Y si no le garantizamos al extranjero inversiones de largo plazo, vendrá por negocios financieros, que no dan trabajo pero son muy rentables.
Le toca a nuestra clase dirigente y hoy en particular a la oposición -peronista y no peronista- descubrir y mostrar la diferencia entre la mediocridad y la excelencia, entre el crecimiento y el desarrollo, entre las instituciones y la anomia.
La oposición, como sostuvo hace poco en estas páginas Luís Gregorich, deberá proponer el programa del futuro y suscribir un pacto de gobernabilidad. Y ella, con inteligencia, tendrá que establecer un puente con lo bueno que hizo el actual gobierno, mientras rechaza su intolerable desprecio por la calidad, la verdad y el consenso.
No un futuro catastrófico, que al menos sería épico, sino la gris probabilidad de ser viables pero mediocres, acaso despierte la conciencia de las elites argentinas.

miércoles, 2 de junio de 2010

Otra batalla que está ganando Kirchner


Otra batalla que está ganando Kirchner

Por Luis Majul
Especial para lanacion.com

Miércoles 2 de junio de 2010
Néstor Kirchner no sólo está ganando la batalla para hacer creer a mucha gente que es invencible. También está ganando otra pelea crucial: la del uso de la palabra y el sentido que se le da a lo que se dice o escribe. Por supuesto, ni una ni otra cosa son verdades irrefutables: sólo percepciones de la realidad. Sin embargo, genera euforia entre los kirchneristas e impotencia y decepción entre los que no lo son. Y, además, desnuda la ineficacia de la oposición para fijar su propia agenda del lenguaje. (Y también la incapacidad de la misma oposición para ejecutar la acción que corresponde a ese lenguaje).
De tanto repetirlo, el kirchnerismo se ha apropiado, entre otros, de los siguientes términos: "funcional a la derecha", "el monopolio", "corporación mediática", "gorila", "partido judicial", "partido del ajuste" y "vende patria". También de los vaticinios políticos ("Lo que puede venir es peor de lo que hay"). Pero, además, se ha adueñado de otras falsas ideas, un poco más complejas, y cuyas consecuencias son más graves. La más extendida se podría resumir así: "En todos los gobiernos hay un poco de corrupción y en este también. Son errores del sistema. Es más importante la lucha contra los grupos concentrados y las cien familias que siempre mandaron en la Argentina que denunciar los casos de corrupción en los que se monta la derecha para tirar pálidas y aceitar la máquina de impedir".
Por supuesto, con cada uno de esos términos que los comunicadores oficiales usan para descalificar se podrían explicar las conductas del propio kirchnerismo.
El clientelismo, la corrupción, la persecución a políticos, empresarios, sindicalistas y periodistas no kirchneristas que ejerce esta administración son prácticas típicas de la derecha autoritaria. Desde este punto de vista, no cabe ninguna duda de que los que apoyan a Kirchner y a la presidenta Cristina Fernández sin denunciar sus errores de gestión o los delitos que se cometen bajo su protección política, son "funcionales a la derecha".
De la misma manera, nadie se escandalizaría con la afirmación de que, a esta altura, hay una suerte de "corporación mediática" oficial y paraoficial cuya misión fundamental es descalificar y destruir todo lo que no sea K y defender y profundizar "el modelo" impulsado "por el mejor gobierno de toda la historia de la Argentina".
A su vez, al supuesto "partido judicial" que, según el ex presidente, "impide que la Argentina avance" le corresponde otro, formado por fiscales, jueces y camaristas que constituyen otro "partido judicial", pero de signo diferente. Es decir, "funcional al poder de turno". Se trata de magistrados que inventan causas, como el destituido Federico Faggionato Márquez, o las direccionan, como el polémico y controvertido Norberto Oyarbide, sólo por citar los dos casos más evidentes.
Así, a muchos kirchneristas fanatizados les entraría como anillo al dedo el mote de "gorila" porque todavía siguen culpando al peronismo de todos los males de la Argentina. O muchos militantes K podrían calificar a Kirchner y Fernández de "vende patrias", al pagar la deuda externa por anticipado, permitir la venta de YPF, terminar de destruir los Ferrocarriles Argentinos o haber apoyado el indulto cuando Carlos Menem lo ordenó.
Lo que cuesta entender es por qué prestigiosos periodistas que influyeron en generaciones enteras de colegas con la potente idea de que la corrupción era inherente al modelo que proponía Menem, ahora piensan que hay una corrupción mejor, más justificable o digna de ser ignorada. O por qué filósofos que llegaron a criticar los delitos de esta administración, de un día para el otro dejaron de hacerlo, a cambio de un programa en un buen canal del Estado o de unas cuantas audiencias con el ex presidente, la Presidenta o los ministros más importantes.
En ese sentido, Kirchner jugó otro partido difícil y también ganó. Utilizó su insuperable "detector de resentimientos" y sedujo a una importante cantidad de resentidos, con razón o sin ella. Resentidos contra la sostenida prepotencia de algunos directivos del Grupo Clarín. Resentidos porque no encontraron el lugar que suponen se merecen dentro del Estado, la cultura, la política y los medios de comunicación. Resentidos contra los intelectuales que no compran el paquete completo del ideario kirchnerista. Resentidos contra los periodistas que se atreven a cuestionar el discurso único del poder oficial. Todo este importante ejército de resentidos juega ahora al lado de uno de los políticos más resentidos de este país.
Pero el éxito de Kirchner no se explica sólo por la apropiación de las palabras. Se justifica también en la mística que logró transmitir al núcleo duro de sus seguidores. Y la carencia de sueños y de horizonte que se advierte en la mayoría de los líderes de la oposición.
¿Le alcanzará esa mística para esconder la verdad de los hechos y convencer a la mayoría de que se trata de un ex mandatario valiente, de alguien que necesita seguir gobernando para liberar a los argentinos del yugo de los poderosos?
Solo por dar un ejemplo: el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, al que todos los días le adjudican una nueva propiedad, no es un militante de los derechos humanos, ni un hombre con ideas progresistas, ni alguien a quien se pueda definir como un patriota del Bicentenario. Jaime fue, hasta que renunció un hombre de máxima confianza de Kirchner. Alguien que reportaba solamente a él.

Patoteros, mafiosos y acomodados en el poder = Peronismo

Cuando Hablás con un peronista , te justifica la afirmación del título de este blog diciendo "bueno en le peronismo, están barrionuevo, rodríguez Saa, Menem y es parte del peronismo, no me gusta pero no hay otra, pero son preferibles Kirchner y no los otros nefastos."
Ni lo uno ni lo otro la mafia es inherente al peronismo, toda persona honesta que se precie de serlo y que haya surgido de dicho "movimiento político" se apartó o formó otro frente. ¿Hay peronistas honestos? Quizás, pero no son la esencia del movimiento.
Indignacion y tristeza me da ver como delante de los ojos gente que se precia de ser inteligente y formada apoya a estos corruptos y mafiosos poruqe les dieron dos o tres cosas y eso es suficiente para comerse todos los sapos posibles que venden en 6,7,8 y en la prensa oficial. Derechos humanos, subsidios y un clima de exhaltaciona consignas del ideario peronista, han sido suficientes para que el estado de cosas sea justificable y defendible a cualquier costo.
"Roban pero piensan como yo", "Roban pero hacen". Cuando se pudra todo, ellos nos miraran por TV como nos matamos en la calle nuevamente, desde sus mansiones en el Calafate o sus feudos comprados en las provincias a puro subsidio de miseria, clientelismo y corrupción pòlítica.

Organismo polémico / Están en la nómina como contratados

Son empleados del Indec dos barrabravas de Chicago

Participaron del "escrache" en la Feria del Libro; uno fue al Mundial

Miércoles 2 de junio de 2010
Francisco Jueguen
LA NACION

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) sufrió, probablemente sin desearlo y como no ocurre desde enero de 2007, un ataque de transparencia. A pesar de que sus directivos se encargaron de desvincularse de los escandalosos hechos en la Feria del Libro durante la presentación de un libro crítico sobre la intervención, las autoridades del organismo confirmaron -casi inconscientemente- que dos barrabravas de la hinchada de Nueva Chicago que participaron de los incidentes son trabajadores formales del organismo.
El rumor era una verdad a voces desde hacía tiempo por los pasillos del Indec, pero nadie podía corroborarlo fehacientemente. Sin embargo, una nómina de personal contratado publicada en la página web del organismo develó que Ariel Pugliese, alias "el Gusano", y Javier Miranda, dos reconocidos barrabravas del equipo de Mataderos, tienen actualmente un vínculo anual -de enero a diciembre de este año- y de dedicación exclusiva con el instituto.
Esto quiere decir que a fines de abril de este año, cuando participaron del escrache contra el libro del periodista Gustavo Noriega, en el que volaron sillas y se repartieron empujones, ya pertenecían al staff del Instituto que dirige Norberto Itzcovich.
La directora adjunta del Indec, Ana María Edwin, había cometido, un día después de los incidentes, un desliz de honestidad. Sugirió entonces a una radio que entre las personas que trabajan en el organismo "pudiera haber algún grupo absolutamente minoritario" que podría "haber estado" en el escrache. La oficina de prensa del organismo negó luego que existieran tales declaraciones.
Dos días más tarde, casi de casualidad, el periodista de Olé especializado en barrabravas Gustavo Grabia identificó a dos de los violentos. Nunca pensó que Miranda y Pugliese, los dos líderes de la facción llamada Los Perales de la barra de Nueva Chicago, irrumpirían en la Feria del Libro y, menos aún, que participarían de la presentación de un trabajo de investigación.
Los trabajadores de ATE-Indec, opuestos a la intervención, dijeron haber visto a los agresores en los pasillos del instituto con personas que responden al gremio de la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN), sindicato peronista alineado a la gente del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, dentro del organismo.
Video: el día del escrache en La Rural (YouTube)
Otros nexos
Pero la primera relación entre Moreno y el escrache se conoció a unos días del hecho. La Asociación del Personal del Mercado de Hacienda, dirigida por Fabián Ochoa, publicó varias fotos en Internet de su líder junto con Moreno. Ochoa es un fiel participante de las reuniones de todos los viernes en las que el secretario de Comercio Interior analiza junto a los frigoríficos y los carniceros la actualidad del precio, el stock y las exportaciones de carne. En otra simbólica imagen, Moreno se abraza cariñosamente con Nahuel, hijo de Ochoa y otro de los identificados en el escrache a Noriega.
Pugliese, en cambio, ya era famoso. Fue quien escoltó -sin explicaciones claras por parte de la Asociación del Fútbol Argentino- a la estrella del seleccionado argentino Lionel Messi cuando, en septiembre pasado, arribó al país para jugar una serie de las eliminatorias. Conocido como "el Gusano", fue además investigado por su presunta implicancia en el crimen de Marcelo Cejas, un seguidor de Tigre que fue asesinado el 25 de junio de 2007.
"Ninguna persona, grupo o contingente que pudiera coincidir como pasajero de ése u otros vuelos, en el futuro, tiene relación directa, indirecta o circunstancial con la Asociación del Fútbol Argentino", informó la AFA en un reciente comunicado. La institución que dirige Julio Grondona intentaba desvincularse de los 22 barrabravas que viajaron hace sólo unos días en el vuelo que trasladó a la selección argentina hacia Johannesburgo.
Entre ellos estaba "el Gusano", flamante trabajador del Indec, quien en un poco más de una semana disfrutará sin problema alguno del inicio de la Copa del Mundo. De hecho, su nombre no está entre los 500 que el equipo de seguridad de la AFA recomendó a la policía sudafricana seguir con atención.